Ayer una compañera de trabajo me preguntó, en chiste, si le recomendaba la maternidad. Yo le dije que claro, pero que también le deseaba muchos años de próspera vida de soledad.
No soy de evangelizar la maternidad, no hago apología, pero ayer me insistieron y tuve que poner un ejemplo.
Estar enamorado, y sobre todo la primera etapa del enamoramiento, es de las cosas más intensas que nos pueden pasar. Lo recuerdo como algo que me partía al medio, me angustiaba perderme un día sin ver a mi amor, verlo mal era desgarrador, andaba todo el día pelotuda pensando en nosotros. Una especie de ceguera, porque una, loca enamorada, ve todo lo bueno del ser amado. Minimiza incomodidades, características indeseables se convierten en nimiedades: «le encanta el fútbol y ve todos los partidos que encuentra en la tele, no es divino? Me encanta su estilo hetero/bardero», «Es un colgado, no limpia nunca, pero bueno, es que esta cansado de tanto laburo», «tiene pulgas en la casa, pero porque recoge perritos de la calle»
Bueno, meses más tarde queres inocularle veneno al segundo partido del día, nadás en la mugre de su casa y descubrís, con poca sonrisa, que tu chico no solo tiene pulgas sino también piojos y te los acaba de contagiar.
Pero mientras dura ese enamoramiento es genial y te vuelve mejor persona. Bueno, con los hijos es así. Se siente muy parecido pero mejor y sostenido en el tiempo, o sea, la pelotudez llegó para quedarse.
Y a pesar de que el enamoramiento pasa y generalmente termina mal y nos lastima, es mejor vivirlo que guardarse para no sufrir, ¿no? Bueno, un hijo te revoluciona la vida y te cambia absolutamente todo, pero la recompensa paga cada sacrificio con creces.
Y lo digo hoy, sin dormir por la fiebre de Julia, con 40 horas de baby tv encima y la casa hecha un asco.
Si! Si! Si! Es asi. Te enamoras y besuqueas a tu bebe sin parar. Tambien lloras y no sabes por que. Y te reis a carcajadas por la calle. Y miras 2456735 veces el videito que hiciste. Y todo eso te hace feliz.
Y te olvidas que no dormiste, y te olvidas que no te peinaste, y te olvidas de todos los dias que te viste gorda y fea. Porque cuando te pregunten que hiciste el ano pasado, les vas a decir «El, lo hice a el». Y tampoco te va a importar que nadie entienda.
Jajaja es verdad, «lo hice a el» es genial para los tendenciosos que piensan que uno se rasca y tiene vida patética.
Al fin volvió el blog!
Cuesta escribir, la pibita gatea
cuesta escribir, cuesta ir al baño, cuesta mirar para otro lado un segundo… la señorita tiene el tupé de quedarse parada y caer estrepitosamente.
Cuanto tiene la senorita?
Nueve meses, dos dientes y tooooda la pila…
jaja… la pelotudez llegó para quedarse… tal cual! «uy abrió un cajón», «que lindo como me tira todos los libros», «ah! me la morfo como levanta el hombrito y hace ojitos», «mirá, se fue solita al baño y me sacó todo lo de bañadera, que divina y grande está!»… y miles más. Con sus sonrisas, su inocencia, sus miradas, pagan todo el trabajo que dan y les quedamos debiendo! Y encima te llenan el corazón, el alma, la vida, lo que sea, de tal manera, que no te importa nada más que ellos… relativizan cualquier desenamoramiento!
Tal cual, miras el desastre con una mini sonrisa.
EA! han vuleto! genial!
«vuleto» que pelotuda! por suerte tengo hijito para justificarme por todo!
Hemos vuelto! Gracias, mami!
¡Qué bueno que volviste!!! Espero que Julia se mejore pronto.
Definitivamente «la pelotudez llegó para quedarse» es una frase muy acertada cuando de maternidad se habla. Mis hijos ya no son bebés, tienen 6 y 10, y sigo babeando por ellos, sólo que cada vez más en silencio. Hay una canción de Andrea Echeverri (nunca sé si es con I o con Y) que tiene una frase que me resulta hiper mega real, que lo define como «amor antes de la primera vista».
Me encantó la analogía entre maternidad y enamoramiento, el mensaje se transmite muy claro. Aunque uno en lo cotidiano se queje y hable de cacas y ropas sucias, nuestra existencia es otra luego de la maternidad. No había leído nunca tu blog, lo sumo!
Regresaron 🙂
Amé el post y la pic!
Volvieron!!!!! Que suerte! Es tal cual! La emoción de volver a casa después de trabajar y verla es mas intensa que la que sentia cuando tenía 16 y mi noviecito me iba a buscar a inglés…
Si claro, es esa emocion de la juventud, irracional y demente
Te amo tanto que me voy a dispensar con una de esas pastillitas que toma tu madre… AH NO, CIERTO QUE NUNCA ME LAS TRAJISTES (y EL PERFUME TAMPOCO AGOSTINA, O TE PENSAS QUE ME OLBIDE?????????????????).
Te amo tanto que me duele mucho el ano.
yo sigo enamorada de vos y tu hermano!!! y ahora de dante y julia…por nada, cambiaria la felicidad de ser tu mama!!!